Si nos preguntaran en qué momento de nuestra vida consideramos que es más importante que alguien nos sirva como guía y referencia, probablemente contestaríamos que cuando la incertidumbre acecha y las dudas nos asaltan. Lamentablemente, en las últimas décadas, nos hemos ido quedando sin referentes en los que inspirarnos. Atrás quedaron líderes que se enfrentaron a situaciones verdaderamente dramáticas, poniendo por delante de su bienestar personal, el interés colectivo. Si no creemos en la importancia del liderazgo, imaginemos por un momento cómo sería el mundo si no hubieran existido la Madre Teresa de Calcuta, Winston Churchill o Steve Jobs, por citar algunos ejemplos.
Esta pérdida de liderazgo, ha sido sustituida por el auge de una comunicación basada en la difusión a gran escala de mensajes carentes de contenido pero que tienen un gran impacto sobre la opinión pública. Las nuevas formas de comunicación a través de internet, permiten la difusión instantánea de cualquier tipo de mensaje a un enorme público.
<<Lo importante no es lo que sucede sino lo que la gente cree que sucede>>, es la base estratégica que sirve para crear enormes campañas de comunicación. De esta forma y con los medios suficientes, se puede crear una realidad a medida de quién puede permitírselo.
El problema de sustituir liderazgo por comunicación se hace patente cuando se producen crisis económicas o sociales de especial gravedad y se necesitan referencias genuinas para dar esperanza a la colectividad y gestionar la situación de manera competente. Es entonces, cuando más se echa en falta a los verdaderos líderes, independientemente de que éstos pertenezcan al mundo empresarial, político o social.
En cuanto al talento ¿qué podemos decir? Que ni se potencia ni se incentiva adecuadamente. El experto en liderazgo Juan Carlos Cubeiro explica en “Del Capitalismo al Talentismo” la relación que hay entre talento y dedicación comentando que “Mozart necesitó diez años de <<práctica deliberada>> (desde su primera sinfonía) para componer la Sinfonía nº29, su primera obra realmente destacable (1).” En este sentido, grandes deportistas como Larry Bird o Michael Jordan han sido los mejores no sólo por su talento para practicar el baloncesto, sino por las incontables horas que dedicaban al entrenamiento un vez finalizaban las sesiones obligatorias. Si pensamos en Stephen Hawking descubriremos a una persona que independientemente de sus limitaciones físicas, dedicaba incasables horas al estudio de la física, y un largo etcétera de personas que potenciaron su talento mediante la práctica y el esfuerzo.
En cambio, para ejercer ciertos cargos de responsabilidad en alguno de los ámbitos más destacados de la sociedad, no es necesario ni un talento especial en la materia, ni una demostrada capacidad para liderar personas. Ambas son malas noticias.
Pero ¿por qué son tan necesarios los líderes con talento? En primer lugar, porque resuelven problemas complejos actuando en beneficio del colectivo, y esa forma de actuar es positiva en sí misma, sobre todo cuando la tempestad arrecia y el barco ha perdido el rumbo. En segundo lugar, porque el buen ejemplo influye positivamente sobre las personas y su comportamiento haciéndoles mejores y más colaborativas. Este hecho es clave cuando es necesario retomar una nueva dirección y la labor de equipo se hace imprescindible para llegar a puerto en las mejores condiciones posibles.
Entonces ¿por qué siendo tan necesarios, son tan escasos? Porque vivimos una época donde la responsabilidad, la capacitación, el compromiso, la pericia, la reflexión o la inspiración han dejado paso a la satisfacción inmediata de ostentar un cargo de dirección y la estética del mensaje que permite obtenerlo sin comprometerse en lo realmente esencial, ni esforzarse intelectualmente. Sencillamente estamos en una época donde, si hablamos de liderazgo y talento, se le da más importancia al continente que al contenido. No siempre es así, pero se produce en demasiadas ocasiones.
Por esta razón, necesitamos que el talento, la responsabilidad, la competencia profesional, la honestidad y la determinación de nuestros líderes, vuelvan a florecer con fortaleza. Realmente lo necesitamos. También que mediante su actitud decidida y nuestra aportación entusiasta, construyamos sociedades más robustas, justas, colaborativas y racionales en sus diferentes ámbitos (empresarial, económico, político, educativo…).
Notas:
(1) (Cubeiro, 2012:84).
Referencias:
– Cubeiro, J.C. (2012). “Del Capitalismo al Talentismo”. Barcelona: Deusto.
Jesus
Otro gran artículo, Diego. Así como, en el mundo empresarial, el deporte, y otros ámbitos de la vida si podemos destacar líderes, o personas que para mí si son referentes, si extrapolamos el artículo a la vida pública, esa carencia es muy pronunciada…
Un abrazo
Diego Peña
Efectivamente Jesús. Hay ámbitos donde la ausencia de líderes con talento es mucho más evidente. Debemos trabajar para revertir la situación. Un abrazo
Alfredo Coello Vázquez
Totalmente de acuerdo con el artículo, estamos en un momento histórico dónde el espejismo de lo visual y de lo fácil se ha impuesto a lo realmente importante, lo que ha traido que la mediocridad a nivel de nuestros líderes-dirigentes, independientemente del signo político, se haya hecho paso de manera realmente alarmante. Un problema difícil de solucionar.
Diego Peña
Cuando hablamos de liderazgo tendemos a pensar en la política o los grandes empresarios por todos conocidos. Sin embargo hay todo un ecosistema social que también requiere de líderes competentes y formados. Gracias Alfredo por el comentario
Carlos
Me gustaría añadir que el liderazgo también parte de una base sólida en el estudio y la educación, precisamente este pilar, como otros tales como la sanidad , por ejemplo, han sido ignorados y mediatizados con fines politicos de uno y otro bando sin jamás llegar a un consenso, lo podemos ver de nuevo hoy en día. Por tanto, desde el papel que le toca a la educación para fomentar y desarrollar ciudadano formados y cualificados, deja mucho que desear, al igual que lis medios de comunicación, la nayoria sesgados, nos muestran a líderes de una tremenda mediocridad, y se supone que es ese el reflejo que nuestros jóvenes tienen que seguir para que algún día sean ellos los que capitaneen a nuestra sociedad. Difícilmente podremos llegar a ver verdaderos líderes sin valores morales y sociales, y donde la ignorancia y la comodidad forma parte cada día de nuestra sociedad.
Diego Peña
Por supuesto que la educación y la formación es fundamental para ejercer el liderazgo con talento, más aún, si consideramos la complejidad asociada a la gestión de personas. También debemos recobrar ciertos valores que están perdiendo peso en la sociedad (responsabilidad, competencia profesional, entrega…). Gracias Carlos por la aportación.