Si echamos la vista atrás, podremos comprobar como durante millones de años, el cerebro ha sido entrenado con el propósito de asegurar la supervivencia en un entorno en numerosas ocasiones hostil (1). Desde que nuestros primeros antepasados empezaron la aventura que nos ha traído hasta aquí hace más de seis millones de años, ese entrenamiento adaptativo cerebral nos ha permitido sobrevivir a numerosos peligros, muchos de ellos creados por el propio ser humano.
Curiosamente, esa fijación cerebral por mantenernos vivos a pesar de la peligrosidad de las circunstancias externas, es una de las principales razones que dificultan enormemente la reinvención personal cuando necesitamos cambiar y adaptarnos a las nuevas realidades que nos va deparando la vida. También cuando queremos lograr alguno de esos retos, que por su importancia, el miedo a lo desconocido ha ido alejando en el tiempo.
Paradójicamente, la capacidad real de reinvención y cambio personal se encuentra en el órgano que necesita la rutina, fortalece los hábitos y tiene como función esencial asegurar la supervivencia del ser humano: el cerebro. Esta capacidad que nos permite transformarnos y adaptarnos al entorno a lo largo del tiempo, se denomina plasticidad cerebral y es la llave que abre la puerta de una realidad llena de opciones de perfeccionamiento y mejora personal.
La plasticidad cerebral “es el invento de la naturaleza para permitir que nuestro cerebro sea capaz de adaptarse a los rápidos cambios del mundo que lo rodea y pueda ayudarnos a enfrentarnos a él”. (2)
Pero debemos ser conscientes, que si realmente queremos modificar los hábitos de manera duradera y lograr un cambio importante en los aspectos esenciales de nuestra vida, la plasticidad cerebral es una condición imprescindible aunque no suficiente. En este caso, necesitamos un objetivo motivador y que tenga un gran significado, un compromiso inquebrantable con el mismo, la voluntad para realizar las acciones que permitan conseguirlo, e interiorizarlo en nuestro sistema de creencias.
La transformación deseada y posible
Una vez decidido que queremos cambiar en algún área clave de nuestra vida, debemos convertir ese cambio en un objetivo que nos resulte motivante y tenga un significado importante. La mejor forma de minimizar la resistencia que nuestro cerebro va a ejercer cuando iniciemos la transformación, es haciendo atractivo aquello que queremos lograr. No obstante, no podemos caer en la trampa de creer que porque un reto nos resulte atractivo, será fácil lograrlo (3). En este caso, es importante saber que los grandes cambios requieren grandes sacrificios. Además para que un objetivo sea motivante debe ser exigente, alcanzable y tener unos plazos temporales claramente delimitados.
Una vez tenemos claro cuál es nuestro destino, hay que comprometerse con hacer lo que sea necesario para alcanzarlo. Este compromiso es fundamental, puesto que durante el trayecto hacia la transformación personal que tanto deseamos, viviremos momentos de zozobra y duda.
Planificar las acciones que vamos a realizar y comenzar la ruta actuando con determinación son las siguientes claves para alcanzar nuestro gran reto. En este sentido, es esencial que concentremos y focalicemos nuestras energías en derrotar la resistencia al cambio y en consolidar las pequeñas mejoras que vayamos consiguiendo. Una transformación es un proceso secuencial que se va fortaleciendo según se practican los nuevos hábitos una y otra vez, por eso la perseverancia es fundamental (4).
Por último, interiorizar el cambio personal en nuestro sistema de creencias es el hito que culmina el desafío. Cuando un comportamiento se convierte en hábito, nuestro cerebro deja de mostrar resistencias y aquello que veíamos tan difícil cuando nos propusimos cambiar, se convierte en algo tan normal que apenas somos conscientes de su existencia.
En definitiva, cuando queramos enfrentarnos a uno de esos desafíos que siempre hemos anhelado y que nunca nos hemos atrevido a poner en la agenda (liderar personas, ejercer la profesión que nos apasiona, potenciar nuestras relaciones sociales, etc.), debemos tener claro que nuestro cerebro, a través de la plasticidad, está diseñado para la adaptación y el cambio. Sin embargo, para lograr la reinvención deseada, tendremos que hacerla atractiva, comprometernos con su consecución, actuar con determinación e interiorizarla en nuestra mente.
Notas:
(1) Para garantizar nuestra supervivencia y enfrentarnos a las amenazas del entorno mediante la atención y la respuesta inconsciente, el cerebro ha creado todo un sistema que garantiza que gran parte de la energía de la que dispone, se utiliza fundamentalmente para asegurar la supervivencia ¿cómo? Consolidando los hábitos y las rutinas que simplifican la vida, la hacen predecible y facilitan la realización de numerosas tareas sin ser apenas conscientes de ello. Hábitos y rutinas que en definitiva, nos permiten ahorrar mucha energía al automatizar muchas de las actividades que realizamos.
(2) Pascual-Leone, Fernández y Bartrés-Faz (68:2019).
(3) En el artículo de HBR “nuestros cerebros no fueron hechos para tanta incertidumbre” Heidi Grant y Tal Goldhamer explican que el “optimismo realista”, es creer que las cosas van a salir bien aceptando que no va a ser fácil lograrlas. https://hbr.org/2021/09/our-brains-were-not-built-for-this-much-uncertainty.
(4) En su libro <<El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos>>, Daniel Goleman explica que “Para que la nueva conducta adquiera la firmeza suficiente usted debe recurrir a la fuerza de la neuroplasticidad: deber repetirla una y otra vez. Si persevera, los nuevos circuitos se conectarán y cobrarán cada vez más fuerza, hasta que un día hará lo que tiene que hacer y como lo tiene que hacer sin pensárselo dos veces… cuando se produzca ese cambio, el hábito corregido pasará a ser lo habitual” (94:2016).
Referencias:
– Pascual-Leone. A, Fernández. A y Bartrés-Faz. D. 2019. “El cerebro que cura”. Barcelona: Plataforma Editorial.
– Goleman, D. 2016. “El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos”. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial.
